Para resolver un problema sencillo o complejo, se debe partir de plantear los cuestionamientos correctos
La semana pasada celebramos la cuarta edición del foro internacional “Retos de la Competencia en el Entorno Digital”, donde el IFT convoca a expertos nacionales e internacionales, autoridades de competencia, practicantes, académicos y actores de la industria para provocar la reflexión, de forma que estemos mejor preparados para enfrentar los retos que nos plantea el desarrollo tecnológico y la economía digital.
Fueron dos jornadas de interesantísimas exposiciones y debates sobre una variedad de temas. El desarrollo tecnológico es tan intenso en este campo y el cambio tan profundo, que es imposible cubrir a profundidad cada uno de los temas planteados. El evento se vuelve entonces un bombardeo de reflexiones y propuestas provocadoras, cada una de las cuales invita a iniciar avenidas de investigación y desarrollo por sus propios méritos.
Hablamos, por ejemplo, de que el avance tecnológico no sólo modifica las formas de ofrecer bienes y servicios, sino que concita al mismo tiempo el cambio de hábitos y preferencias de los usuarios, quienes cada vez se inclinan más por la movilidad, la ubicuidad y los contenidos audiovisuales, además de que demandan tener mayor control sobre sus elecciones de consumo y que sus proveedores de servicios respondan instantáneamente a sus demandas.
De la mano de la tecnología, los mercados se vuelven muy sofisticados
Discutimos ahora con mayor frecuencia sobre los mercados de varios lados, los precios ocultos, las transacciones donde el pago se hace en datos, publicidad, capacidad de cómputo o criptomonedas. Usamos servicios provistos a través de infraestructura ubicada en distintas partes del mundo y nos enfrentamos a decisiones de negocio realizadas por algoritmos y sistemas de inteligencia artificial, donde el alcance de la intervención y la responsabilidad humanas no es claro.
En estas circunstancias, un reto particular es poder comunicar asertivamente estos fenómenos a quienes toman las decisiones: los particulares a la autoridad de competencia y regulador; este último al poder judicial, para defender sus decisiones, y también a la sociedad, al rendir cuentas.
Para facilitar esa comunicación, especialmente entre el regulador/autoridad de competencia y el poder judicial, es deseable que la corte cuente con conocimientos sobre los aspectos fundamentales del comportamiento económico, de manera que esa base común de entendimiento permita enfocar la comunicación en los aspectos particulares del caso.
En el foro se habló también de que, en mercados muy dinámicos e innovadores, una elevada participación o una alta rentabilidad no son suficientes para indicar la existencia de riesgos para la competencia. En estos mercados cambiantes es primordial poder distinguir a los agentes innovadores que pueden alcanzar una posición destacada, pero fácilmente pueden perderla. Es decir, se trata de determinar si existe un poder de mercado durable y sostenible a través del tiempo, diferenciándolo de fenómenos transitorios.
Big data
Un tema que generó mucha atención es el de los megadatos (big data), que están permitiendo a algunas empresas ser más eficientes para atender a los consumidores, identificar nuevas formas de satisfacer a sus preferencias o bien crear nuevos servicios, todo lo cual puede darles ventajas competitivas. Pero al mismo tiempo y bajo ciertas condiciones, algunos conjuntos de datos pueden incrementar los costos de los competidores y convertirse en barreras a la entrada. Ya hay distintos precedentes en que las autoridades de competencia han analizado la acumulación de datos en la autorización de concentraciones.
De hecho, se habla de que una nueva forma de brecha digital se puede abrir entre las empresas que tengan acceso a megadatos e inteligencia artificial, y las que no lo tengan.
También se mencionó que el análisis de megadatos permite llevar la discriminación de precios a extremos quirúrgicos, lo cual, bajo ciertas condiciones, podría afectar la competencia y extraer rentas de los consumidores, con la advertencia de que el análisis de esta conducta en el bienestar es complejo.
Otra observación es que la utilización de megadatos para personalizar las ofertas de bienes o servicios dificulta a los consumidores poder comparar esas ofertas con las de otras empresas, de forma que se vulnera su capacidad para elegir entre alternativas, ahondando la asimetría de información entre proveedores y consumidores.
Inteligencia Artificial
Por otra parte, se está volviendo popular entre las plataformas de comercio digital el uso de algoritmos para determinar los precios, con lo que están apareciendo fenómenos de colusión favorecidos por la interacción de estos algoritmos o por procesos de aprendizaje de máquina. La colusión tácita, es decir, el comportamiento colusorio logrado sin la intervención de un acuerdo o, en el caso de las máquinas, a partir de su interacción en procesos de aprendizaje artificial, escapa a los alcances de las prohibiciones de las leyes de competencia, por lo que en dichos casos pudiera ser necesaria la intervención regulatoria.
Un tema que se abordó repetidamente es el de la privacidad en su relación con la nueva dinámica de la competencia, donde se aprecia un traslape entre ambos temas e incluso con el de la protección al consumidor.
Esto nos lleva a la necesidad de aprender a medir distintas dimensiones de la competencia, además del precio donde, por ejemplo, podamos discernir si la ausencia de ofertas alternativas con distintos niveles de privacidad puede afectar la capacidad del consumidor para elegir libremente.
Otra cuesión en la que se aprecian traslapes de la competencia con distintas materias está en la oferta de contenidos audiovisuales locales y su relación tanto con los mercados de publicidad local, como con la pluralidad, la libertad de expresión y la vida democrática.
Finalmente, se reflexionó sobre la trascendencia de fortalecer la coordinación internacional entre autoridades de competencia para enfrentar los retos que plantea la presencia de competidores globales del ecosistema digital.
Aunque no siempre lo tenemos presente, para resolver un problema sencillo o complejo, se debe partir de plantear los cuestionamientos correctos. No tenemos respuesta aún -o al menos una respuesta definitiva- para una buena parte de las que he señalado, pero tienen la virtud de imponernos un deber de atención cuidadosa y ofrecernos una guía sobre las vías a seguir.