Mark Zuckerberg, Elon Musk, Satya Nadella, Jen-Hsun Huang, Sundar Pichai, y la lista continúa. El liderazgo tecnológico tiene un común denominador, y la ausencia de mujeres es parte de él. Sin duda el cierre de la brecha de género en la tecnología sigue en la agenda, y aunque se cierra a paso lento, aún hay áreas de oportunidad por atender, sobre todo en un terreno en desarrollo en el que las mujeres pueden sumar y en el que los sesgos ideológicos se reproducen fácilmente, como es el caso de la Inteligencia Artificial (IA).
Expertas opinan que la brecha de género en esta área es una oportunidad desperdiciada. “La sociedad se pierde de mucho porque en México, como en otros países, se ha invertido mucho en capital humano. Hay mujeres preparadas que no encuentran los espacios para desarrollar sus capacidades. El país invierte en educación y posteriormente las mujeres encuentran las puertas cerradas. Es una pérdida para toda la sociedad, sobre todo en sectores como el tecnológico que se enriquece con una mirada diversa” dijo en entrevista Elena Estavillo, directora del Centro-i para la Sociedad del Futuro, ex miembro de Mujeres por la Inteligencia Artificial Ética de la UNESCO.
El enfoque de la diversidad es también uno de los principales factores por los que la tecnología necesita en las mujeres. En el terreno Fintech, por ejemplo, se trata también de una ampliación del margen de efectividad. Así lo apunta Myriam Cosío Robles, Directora de Asuntos Externos en Clip, e ingeniera en sistemas eléctricos y electrónicos.
«No sólo es un tema de justicia social, sino de rentabilidad. Tener más mujeres enfocadas en carreras STEM ayuda a esa diversidad de pensamiento, a tener diferentes ideas y formas de atacar los problemas. En la industria Fintech, es tan importante tener mujeres como en otras aristas: en todos los diferentes segmentos de la organización porque el producto no es suficiente, hay que desarrollarlo con perspectiva de género. Necesitamos productos para mujeres que no sean la tarjeta rosa. Se trata de empujar este tipo de ideas», dijo en entrevista.
Este comentario se apoya en la primicia del estudio Brecha Salarial de Género 2022 realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad, que señala que incorporar a 8 millones de mujeres a la economía podría hacer que en 2030 el Producto Interno Bruto (PIB) de México creciera 15% más que en 2020.
Pero el tema de la mirada a través de los ojos de mujeres desarrolladoras y divulgadoras se vuelve todavía más importante cuando los desarrollos avanzan a pasos tan agigantados, y en diferentes aristas. Una de las preocupaciones del desarrollo de tecnologías como la IA es la reproducción de sesgos ideológicos que todavía afectan a mujeres y a niñas.
“Hay que tener muchísimo cuidado con los sesgos. Los algoritmos son entrenados por humanos, por lo que es muy fácil que se contagie de los rezagos. Eso va a poderse replicar o amplificarse por la misma IA, que además es una tecnología que marcha rapidísimo. Debemos cuidar cómo se desarrollan estos algoritmos”, explica Claudia Jiménez, profesora universitaria y conferencista, especialista en tecnologías emergentes.
La también desarrolladora de cursos y proyectos de tecnología, además señala que se trata de sectores complejos, en los que de mantenerse estos espacios homogéneos donde sólo hay una manera de ver las cosas, se pierde mucho en innovación y creatividad.
Si bien se trata de un problema en el que hay que mantener las alarmas, ¿de verdad estamos tan mal? Las cifras se reducen, pero a paso lento. Eso podría afectar a más de una generación, y los esfuerzos podrían ser mucho más prolongados de lo que se piensa.
La realidad que aún no llega
“En el mundo de la tecnología ha dominado el perfil masculino, aunque las mujeres podemos participar activamente en este sector en diferentes roles, porque requiere de todas esas áreas para poder caminar. Yo comparto que en una sala de juntas yo era la única mujer entre la mayoría de hombres, pero poco a poco fui haciendo notar mi trabajo y mi experiencia y dejando huella en la trayectoria que tengo”, comparte Lourdes Baeza, experta en la dirección de Comunicación, Relaciones Públicas y Marketing estratégico de empresas tecnológicas, ex Gerente Regional de Marketing LATAM para Kaspersky.
Esta es una escena que se repite en este terreno una y otra vez. Según el informe Women In Science 2019, de la UNESCO, a nivel global las mujeres representan menos del 30% de los investigadores científicos, y en carreras en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas como STEM, la tendencia no es más favorable en países de Latinoamérica, por ejemplo. Brasil tiene un 47% de participación femenina, mientras que en México es del 38.2% y en Perú, del 35.4%, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
No es inusual que la participación de las mujeres sea menor que la de los hombres en el terreno de la tecnología, aunque como un hallazgo que no merece ser demeritado, la brecha se ha logrado cerrar en comparación con años anteriores. Las expertas coinciden en esta percepción.
“A nivel global las plazas se abren sin decir género, y eso nos ayuda mucho. Por otro lado, el teletrabajo permite una mayor inclusión digital. Algunos tribunales de justicia que también están apoyando este tipo de iniciativas donde el personal femenino puedan tener jornadas reducidas o a través del teletrabajo, mismas que funcionan muy bien para incentivar la participación de mujeres o de otros grupos vulnerables. Creo que la tecnología ha abonado para tener más espacios en el mercado laboral para las mujeres”, opina Laura Coronado, abogada experta en cultura digital.
Elena Estavillo coincide. “Es uno de los tipos de actividades donde ha ido creciendo la participación de las mujeres, y si vemos las cifras globales, hay brechas, pero no son tan preocupantes”, señala.
Sin embargo, la falta de representación, y la falta de espacios de liderazgo todavía influyen al hablar de una realidad de paridad de género que aún no llega. «La brecha de género sigue existiendo, en mayor medida en las actividades económicas, pero en algunos sectores se hace más aguda, como es el caso del sector tecnológico. Sobre todo cuando hablamos de espacios donde se toman las decisiones», matiza Estavillo.
Entonces, ¿qué es lo que pasa? Al acercar la lupa el terreno todavía es desigual en aspectos que indirectamente no permiten que la brecha se cierre, aunque aparentemente parezca que sí.
Coronado explica, por ejemplo, que va de la mano también con factores como los horarios de trabajo, siendo las mujeres las figuras encargadas de apoyar en el hogar, que al no tener flexibilidad de horarios, hacen a un lado en las carreras vinculadas con la tecnología.
También influye el papel cultural. “Siendo mujer muchas veces nos toca tomar el rol o el de ser “mandonas”, sin ser consideradas líderes. Tenemos la etiqueta de mamá, y lo que tomamos como rol de liderazgo es un reflejo de nuestro núcleo familiar, y generalmente es el rol de nuestra madre”, opina Coronado.
Por otro lado, desde su propia experiencia, Claudia Jiménez comparte que en muchas ocasiones, liderar es una tarea doblemente difícil para una mujer. “Desde mi punto de vista y desde lo que yo he vivido cuesta más trabajo en el momento en el que se quieren liderar proyectos. Me parece que el liderazgo de las mujeres es más complicado porque se tiene que demostrar el doble. Tenemos que estar trabajando más ampliamente, dándonos a conocer de una manera más consistente, por el simple hecho de ser mujeres”, matiza.
Entonces, ¿qué hay que hacer? ¿Qué es necesario para terminar por completo? Desafortunadamente la lentitud del cambio podría afectar a las generaciones venideras, aunque no se debe perder de vista.
Sin etiquetas y autoconocimiento: claves para las mujeres en tech
El Informe Global sobre la Brecha de Género 2023 del Foro Económico Mundial revela que el ritmo de cambio hacia la paridad de género se ha desacelerado, pronosticando que las mujeres alcanzarán la igualdad recién en el año 2154 si persiste esta tendencia.
Hablar de más de cien años parece mucho. Y aunque las puertas parecen abrirse, aún hay mucho que hacer. Las expertas recomiendan a las mujeres y a las niñas dedicadas a este campo el autoconocimiento, la resistencia a las etiquetas, y desde luego un esfuerzo colectivo para abordar la problemática.
“Yo creo que las mujeres están resignificando desde el momento en que creen más en su talento. Mi primer consejo sería que se autoconozcan, es importante porque de ahí derivan los talentos que tú detectas en ti misma para poder desarrollarlos”, opina Lourdes Baeza.
Myriam Cosío coincide en este punto, siendo la percepción de las propias mujeres una palanca para el empuje. «Primero viene el convencimiento propio. Nosotras tenemos que convencernos, y si tenemos hijas o sobrinas al alcance, podemos hacerles saber que ellas pueden hacer lo que quieran. Eso fue lo que me dijo mi mamá: ‘Myriam, tú vas a ser lo que tú quieras ser. Que nadie te diga que tú no puedes perseguir tus sueños’”.
Por otro lado, Laura Coronado opina que la medida es la resistencia a las etiquetas interpuestas. “No nos frenemos a nosotras mismas. Mi consejo es que tratemos de no etiquetarnos y no etiquetar a los demás”, opina.
Además, Estavillo señala que se trata de un reto colectivo. “Es un reto para la sociedad y debemos trabajar juntos. En la dinámica de todos los días, quienes discuten estos temas son mujeres, y quien los escucha son otras mujeres. Como si fuera un tema de mujeres, que tenemos que discutir, y que tenemos que arreglar. Eso no funciona. Necesitamos responsabilizarnos todos. Es importante que los hombres escuchen a las mujeres. No entendemos que es un reto colectivo. En esto tenemos que trabajar todos juntos: hombres y mujeres”.
Jiménez, por su parte, asegura que la clave está en la educación. “Educación, educación, educación. Si no hay una educación desde el núcleo familiar en la que se refleje esta igualdad en géneros, es difícil que se replique en las demás esferas. Si comenzamos a cambiar el chip, y profundizamos más podría venir un cambio mucho mejor y más acelerado para concientizar a las personas de la complejidad del mundo”, sugiere.