Mérida, Yucatán.- Contar con una amplia disponibilidad de datos de calidad, y que reflejen la diversidad social que representan, es un elemento esencial para construir smart cities, porque permiten tomar mejores decisiones y entregar mejores servicios a la población.

Elena Estavillo, directora ejecutiva de Centro-i, destacó que los datos son la materia prima para diseñar nuevas soluciones de salud, educación, seguridad pública y movilidad para elevar la calidad de vida de la población.

Por ejemplo, las rutas de transporte público convencionalmente se han diseñado con base en una visión tradicional de la movilidad de las personas. Se planean para satisfacer una necesidad: el traslado de los habitantes de una ciudad o territorio de hogares a sus centros de trabajo, y viceversa, comentó Estavillo durante el Smart City Expo Latam Congress 2024.

Y si bien esa ruta es importante, no es suficiente para abordar las múltiples necesidades de transporte. Este modelo no funciona cuando se trata de los desplazamientos de las mujeres, que suelen ser más cortos y variados, debido a que cumplen, además del trabajo remunerado, labores de cuidado y son responsables, en mayor medida, de las actividades del hogar.

La directora de Centro-i explicó que contar con datos suficientes sobre los trayectos de las personas y analizarlos es esencial para detectar las áreas de oportunidad, implementar cambios y garantizar que los beneficios de las tecnologías digitales sean extensivos al mayor número de individuos posible.

Elena Estavillo dijo que “la transformación digital es un gran reto: no se trata nada más de comprar tecnología e implementarla haciendo lo mismo que antes”, sino de emplear la inteligencia colectiva y articular esfuerzos para pensar en nuevas soluciones a los requerimientos sociales.

Además, la también economista y académica enfatizó la importancia de adoptar una visión más inclusiva de la tecnología, sobre todo de la Inteligencia Artificial (IA), desde su etapa de diseño hasta la de implementación.

“En el contexto mundial, nada más el 10 por ciento de los datos con los que se entrena la IA está en español. Nuestra representación en el entrenamiento es muy pequeña”, alertó la experta.

La aplicación de la IA en el campo de la salud, por ejemplo, plantea varias oportunidades para mejorar los servicios de asistencia médica o la elaboración de diagnósticos de enfermedades en una etapa temprana. Ya existen proyectos alrededor del mundo que están explorando estas áreas.

“Eso puede tener un gran valor para los sistemas de salud pública”; sin embargo ―puntualizó Estavillo―la mayoría de los sistemas de IA en este ámbito se han entrenado con datos disponibles que no representan la diversidad genética de la población global.

La falta de conjuntos de datos que representen la diversidad en todos sus sentidos (genética, social, cultural, de género, etcétera) implica que los beneficios potenciales de la IA no serán extensivos, sino que se concentrarán sólo en una fracción de la sociedad, particularmente en los países que dominan el diseño y desarrollo de la IA.

Infraestructura y talento humano: otras caras de las smart cities

Los datos a los que se refiere Estavillo no se generarán por sí solos: requieren de todo un ecosistema para existir, almacenarse, poder ser recopilados y analizados, y usarse.

Dicho ecosistema está compuesto especialmente de infraestructura y talento humano, afirmó Javier Juárez Mojica, comisionado presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) de México.

Juárez Mojica mencionó que la infraestructura abarca redes de fibra óptica, centros de datos, Internet de las cosas, capacidad de cómputo, Nube, 5G e IA. Todo este conjunto de tecnologías propician la generación de datos y su aprovechamiento.

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